Capacidad
Una de las principales funciones de las mochilas -ahora ya la mayoría chalecos de hidratación- es la de ayudarnos a llevar nuestra propia bebida encima. Y mínimo el material de seguridad y/o el obligatorio requerido en algunas carreras: tercera capa o cortavientos, manta de supervivencia, frontal… En función de la distancia a recorrer y de si hay posibilidad de avituallarse externamente o no tendremos que elegir el volumen de la mochila. Las hay de 5 (para carreras cortas y maratones) a 10 litros (ultradistancia) o más (en caso de carreras en autosuficiencia). Constan de un compartimento principal con un espacio para la bolsa de hidratación (con salida para el tubo), y de bolsillos frontales para llevar los softflask o bidones flexibles de 500 ml (que es lo más habitual hoy en día).
Comodidad y ajuste

Accesibilidad
Las mochilas de trail running han evolucionado enormemente en muy poco tiempo y su actual diseño permite al corredor tener un acceso fácil y rápido a la mayoría de compartimentos. Aun así, debemos fijarnos en cómo están distribuidos los bolsillos, si estos son con cierre de cremallera o de velcro, si son herméticos o con malla de rejilla, así como su ubicación (en la parte delantera, trasera o en los laterales). En cualquier caso, el objetivo es portar todos los objetos y productos que necesitemos y tener un fácil acceso a ellos para minimizar el tiempo perdido.
Extras
El conocimiento de los fabricantes sobre el mundo del trail running aumenta a medida que reciben feedback de los corredores. Hay muchas mochilas que cuentan con algunos extras específicos para ser utilizadas en carreras o en condiciones concretas. Cuando la tengas en la mano antes de comprarla, “investígala”. Algunos extras pueden ser un bolsillo impermeable que funcione a modo de funda para el móvil o adaptador para sujetar los bastones. ¡Ah! Y la mayoría cuentan con silbato de seguridad, en algunos modelos es el mismo enganche del ajuste pectoral.
