Las zapatillas son la pieza más importante de nuestro equipo de trail running. Sin ellas no podríamos pisar sobre el terreno abrupto y salvaje de la montaña (a no ser que seamos tarahumaras o hayamos adaptado a nuestros pies a correr descalzos). Una zapatilla de trail tiene unas características especiales que la diferencian de una de asfalto, su diseño está pensado para adaptarse a esa superficie irregular y al exterior, y en ellas las marcas aplican tecnologías creadas principalmente para proporcionarnos protección, estabilidad, durabilidad, agarre, tracción, amortiguación y por qué no, también reactividad en la pisada. Las hay más destinadas a recorrer largas distancias y las hay para carreras cortas, las hay para defenderse en terrenos más técnicos y las hay “más pisteras”, y las hay para correr con climas húmedos o más secos… Por eso hay un montón de opciones. Y para ayudarte en la elección de la zapatilla que más responde a tus necesidades, te ayudamos con estos consejos.

Saucony Ride 15 TR
Aspectos que has de tener en cuenta cuando decidas cambiar (o estrenar) zapatillas.

Asegúrate de escoger bien la talla

La zapatilla te tiene que quedar bien, ni muy justa, ni amplia. Sí, es una obviedad. Pero a veces ocurre que escogemos un número o medio por debajo del nuestro, y durante un descenso, bien porque sea pronunciado, o bien porque sea largo (si se juntan los dos factores, puede ser demoledor), los dedos tocarán en la puntera, provocando dolor y llegando a causar las temidas uñas negras.

Si por el contrario, nos hemos decantado por un número más grande de lo ideal, el movimiento del pie dentro de la zapatilla será excesivo, lo que se traduce en imprecisión en la pisada, inseguridad y un alto grado de fricción, lo que causa las temidas ampollas.

Así pues, para no equivocarte, deberás extraer la plantilla de la zapatilla y colocarla debajo de tu pie, en posición erguida. Debería sobrarte entre 8 y 10 mm. teniendo como referencia el dedo más largo.

Importante:
toma esta medida con el pie que tengas más grande. Normalmente, en una gran mayoría es el derecho.

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¿Es necesario ir a la última?

Cada año salen modelos nuevos, algunas versiones llevan 25 ediciones. Por tanto, ¿es necesario ir a la última? Definitivamente NO.

Es cierto que las marcas van mejorando sus modelos y puliendo detalles en cada nueva versión, pero en muchas ocasiones, se trata de cambios de carácter estético. En ocasiones, pueden cambiar los tejidos, lo que afecta poco o muy poco la funcionalidad, y bajo el pretexto de mejorar la transpirabilidad, presentan la nueva generación.

Otras veces, efectivamente, las revisiones son de mayor calado, y presentan nuevos diseños en las suelas o en la amortiguación que puede cambiar casi por completo -incluso- la filosofía respecto al modelo precedente. Ante tal disyuntiva, considera los precios de modelos anteriores, ya que puedes encontrar descuentos muy interesantes, y si son tus primeras zapatillas de trail, no deberías descartar esta opción. Si eres fiel a una marca y a un modelo, posiblemente te merezca la pena continuar con el modelo más reciente.

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El uso; tu necesidad

Es esencial tener claro a qué actividades vas a destinar tu zapatilla. Si lo que queremos es correr ocasionalmente, no tendrá sentido elegir un modelo de máximas prestaciones. También hay que tener en cuenta el terreno en el que te vas a mover principalmente. Hoy en día existen modelos para cada modalidad o disciplina dentro del trail running: para ultradistancia, para Kilómetro Vertical… También para el tipo de terreno por donde te vayas a mover: hierba, alta montaña, pista, incluso para correr por terreno embarrado o nieve, así que es importante saber por dónde vas a moverte para elegir un tipo u otro de suela, o una zapatilla con membrana impermeable. ¡Ah! Y no todas las zapatillas valen para todo, si bien hay modelos muy polivalentes y con amplio rango de uso.

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Adaptar la elección al volumen de kilómetros

Este punto va muy en consonancia con el anterior. Si sabemos cómo es el terreno habitual de nuestras salidas y entrenos, y ya sabemos qué tipo de suela escoger, ahora debemos evaluar el volumen de kilómetros y peso para ir cerrando el círculo de posibles candidatas.
Para competición, y pocos kilómetros, buscaremos sobre todo sus prestaciones, reactividad y ligereza, dejando en un segundo término la durabilidad y la amortiguación. Si son más kilómetros, buscaremos comodidad, amortiguación (de acuerdo a nuestras preferencias y morfología), llegando a penalizar el peso, que en este caso, no es determinante. .

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¿Perfiles altos o bajos?

Si echas un vistazo a los modelos actuales, verás que la tendencia en cuanto a perfiles altos en la mediasuela está muy consolidada. Hace no demasiados años, “identificar” el uso de una zapatilla era muy fácil: tan solo había que fijarse en los perfiles; si era medio o tirando a alto estábamos ante una zapatilla de entreno. Si, por el contrario, la mediasuela presentaba una estética más minimal, ante una zapatilla para competición. Hoy, esto ha cambiado, pues incluso modelos de competición muestran perfiles altos, con un peso muy reducido, gracias a las espumas de amortiguación que componen la mediasuela, cada vez más ligeras y con mayor rebote y más controlado.

No a todo el mundo le van bien los perfiles altos, hay usuarios que se encuentran inseguros y perciben sensación de inestabilidad. Por el contrario, hay corredores que no se sienten cómodos tan cerca del suelo o con tanta percepción del terreno, bien sea porque sean corredores de peso algo elevado o por una cierta falta de técnica, donde es el corredor el que se encarga de absorber las irregularidades, delegando poco o nada a la zapatilla.

Si eres principiante o acabas de debutar hace poco en montaña, mejor buscar un término medio. Necesitas un cierto control en la zapatilla, con protección en la pisada. Ten en cuenta que hay modelos que ofrecen una protección interna, insertada entre la suela y la amortiguación, que te protegerá de las piedras y raíces puntiagudas (placa anti-rocas). Este elemento no hará más pesada y menos dinámica la zapatilla, y te ofrecerá un extra de seguridad.

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¿Cierre por cordones tradicionales, o inventos varios?

Además de los cordones de toda la vida, hay otros sistemas como la lazada rápida con una especie de “cables” que quedan asegurados por un estrangulador, o una ruedecita micrométrica similar a las de las zapatillas de ciclismo o las botas de esquí, el sistema BOA. Todos son válidos y funcionan bien, pero evidentemente, cada uno tiene sus matices.

  • Cordones: el sistema más ligero y con más posibilidades. Y es que ante una improbable rotura del cordón siempre podrás utilizar menos ojales para hacer una lazada más corta y acabar tu actividad o carrera. No te dejarán tirados nunca.
  • Sistema de lazada rápida (Quick Lace): un sistema que ha demostrado fiabilidad y precisión a la hora del ajuste, pero que tiene sus puntos negros, como pérdida de suavidad con la suciedad y el barro. Con este tipo de condiciones, la usabilidad peligra. Y si se llegaran a bloquear o romper durante la actividad (y peor aún en carrera), lo tendríamos complicado para continuar.
  • Sistema micrométrico o BOA. Es el sistema más rápido y preciso.

Tenemos la tensión exacta que necesitamos en cada momento. Podemos ajustarnos rápidamente la zapatilla girando el dial, para acometer zonas técnicas, por ejemplo; y aflojarlo cuando corremos por una pista.

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